El Canalillo o Acequia del Este.

Lugar de interés histórico al pie del Instituto Ramiro de Maeztu.





Una gran obra de ingeniería civil para el aprovechamiento del agua.

Por Rosa María Muro Borobio y Manuel Rincón Arche.

MADRID 2022

 

EL CANALILLO.

Lugar de interés histórico al pie del Instituto Ramiro de Maeztu.

Todos los que hemos  vivido, estudiado o visitado el Instituto Ramiro de Maeztu conocimos un espacio muy especial, al que denominábamos “Canalillo”, que bordea parte del recinto del Centro. Él ha sido testigo de conversaciones, juegos y travesuras  a la vista del agua, que era el elemento de atracción. Este Canal tan característico del recinto ha quedado grabado en el recuerdo de todos los que se le han aproximado.

Vamos a acercarnos a la historia del "Canalillo",  en su vertiente Este, que es la que pasa por el Ramiro. Con su estudio se quiere preservar el por qué de su existencia para que las generaciones actuales lo conozcan. Quedan pocos vestigios de la acequia que serpenteó el Madrid de finales del siglo XIX y principios del XX, que casi ha desaparecido.

A finales del siglo XIX algunas ciudades europeas llevan a cabo planes urbanísticos con la idea de responder a la necesidad que el hombre tiene de estar en contacto con la naturaleza. En plena era industrial, tras la irrupción de las industrias y fábricas que invadían, en muchos casos, el espacio urbano, a lo que se añadía el desarraigo que suponía para los inmigrantes, procedentes en su mayoría del ámbito rural en busca de un mejor horizonte, se hacía preciso acercar la Naturaleza al medio urbano-industrial.

Madrid contaba con un espacio geográfico que era una zona residencial de alta calidad medioambiental,  originalidad arquitectónica en la que predominaban la influencia del estilo neo-mudéjar, el racionalismo, y especializada, desde sus orígenes, en funciones culturales, educativas y sanitarias. Para todas estas funciones los Altos del Hipódromo eran un lugar idóneo. Se hizo en el límite del Ensanche proyectado por Carlos María de Castro.

En este selecto lugar, alto y despejado, con un suelo de sílice, estudiado por el geógrafo D. Manuel de Terán  al que él denominó "Colina del Aire" o "Colina del Viento", nos encontramos con lo que fue un cauce alargado y estrecho, que discurría a los pies de dicha colina entre chopos y acacias, el cauce del Canalillo. Este espacio era una pequeña colina, un terreno árido, sin vegetación y azotada por los vientos procedentes del Guadarrama. En ella se trazó una estrecha línea de agua, la cual iba a hacer posible que la vegetación brotase hasta conseguir que el verdor y frescor de sus aguas inspirasen a Juan Ramón Jiménez, quien la bautizó con el poético nombre de "Colina de los Chopos".

Cómo llegó el agua a Madrid en 1858 con el Canal de Isabel II.

Los nuevos planes urbanísticos y de mejoras para Madrid contemplaban, a comienzos del siglo XIX, la necesidad de suministrar agua potable a la población de una manera eficaz. Se hicieron varios estudios para proceder al abastecimiento de aguas. Unos se basaban en aljibes que recogiesen las aguas de lluvias, pero los más viables pensaban en conducir aguas de ríos hasta la capital. Se estudió el rio Guadalix como posible fuente, pero se desechó por su escaso caudal sobre todo en verano,

En 1829 se escribe de forma razonada y verosímil el primer proyecto de traída de aguas desde el Rio Jarama, que preparó el Ingeniero Francisco Xavier Barra, pero que finalmente no fue ejecutado, por apreciarse varios puntos no resueltos en el tazado de la conducción.


El proyecto efectivo de traída de aguas, se llevó a cabo durante el reinado de Isabel II siendo Ministro de Fomento Juan Bravo Murillo, que fue quien inició el trazado de la traída de aguas. Iba a ser el gran proyecto para llevar agua de la Sierra a la ciudad y de esta manera abastecer a la población.

Se encargó el 10 de marzo de 1848, en una Real Orden, a los Ingenieros de Caminos Sres. Rafo y Ribera la elaboración de un proyecto para traer el agua a Madrid desde el Lozoya. Lo primero que hicieron fue un levantamiento topográfico de Madrid para estudiar cuál podría ser el recorrido del agua.

El plano sobre el que trabajaron, tenía curvas de nivel equidistantes referidas a la altitud del Rio Manzanares.

El Proyecto técnico se escribió con gran detalle entre 1848 y 1849, y es sobre el que se ejecutó la obra de unos 70 Km. de tuberías, presas, canalizaciones y muchas más cosas, que se recogen en el Proyecto. Se emplearían por vez primera máquinas a vapor para la realización de las obras. Era la obra de ingeniería civil más importante de Europa para la época.

Plano con curvas de nivel sobre el que trabajaron Rafo y Ribera.




En 1851 se colocó la primera piedra de la presa del Pontón de la Oliva, y dio comienzo la construcción,  que duraría hasta principios de 1858 en la que también participó el Ingeniero Lucio del Valle.

A la llegada a Madrid el agua del Canal de Isabel II en 1858 se puso de manifiesto que sobraba mucha, pues el consumo resultó muy inferior al estimado inicialmente; se planteó utilizar el agua sobrante para riego. El ingeniero Juan de Ribera trabajó desde 1863 en un proyecto para  su aprovechamiento. Pensó, inicialmente, en tres acequias para llevarla a diferentes partes de Madrid pero se construyeron únicamente  la  Acequia del Norte y la del Este; la del Este  es la que pasa al pie del Instituto Ramiro de Maeztu y  la Residencia de Estudiantes. Ambos ramales partían de la Casa Partidor, situada 615 metros antes del gran depósito del Campo de Guardias (actual sede del Canal de Isabel II, en la calle Bravo Murillo). Por cierto, el "Campo de Guardias" era donde se ajusticiaba públicamente a los condenados a pena de muerte. Los madrileños llamaron Canalillo a ambas acequias.

 Diseño original del Ingeniero Ribera, sobre la Acequia Este, con el recorrido que tuvo inicialmente.


El Canal de Isabel II en Amaniel, inaugurado por Isabel II.

Es en el año 1863 cuando surge el proyecto de nuestra protagonista, la Acequia del Este, realizado por Juan de Ribera. Las previsiones de consumo de agua en Madrid no se llegaron a cumplir; era necesario dar un nuevo uso al agua sobrante. Entonces se decide destinar el agua, que no se podía ya almacenar en los depósitos del Canal, para ser derivada a unas acequias de  riego. En la foto se puede ver el acueducto para salvar el desnivel del terreno, construido en 1857, en la zona de Amaniel que era un terreno situado en las afueras de Madrid cercano al Partidor. En esta obra de ingeniería civil destaca la utilización de piedra de granito en sus pilares y la estética arquitectónica que se consiguió.

Conducir el agua desde la Sierra a Madrid fue una obra de ingeniería muy importante para la época por su complejidad y los numerosos recursos que eran precisos para su ejecución. Había que aprovechar la fuerza de la gravedad y la teoría de los vasos comunicantes para que el agua circulase sin sistemas impulsores por las canalizaciones.

160 años después el acueducto de Amaniel sigue en pie, prácticamente como el día de su construcción, lo que muestra que fue una obra realizada de manera muy concienzuda, sin escatimar recursos. (Detalle parcial del acueducto).

A la llegada del agua desde Amaniel, antes de su entrada en el depósito había una caseta y un cartel que rezaba, Canal Partidor. En el interior un mecanismo repartía el agua que llegaba del Lozoya por el Canal, una se almacenaba y la que sobraba se utilizaría para el riego.

En las imágenes se ve la casa del Partidor y un esquema de funcionamiento de la válvula repartidora para tres acequias en principio.

Antes del proyecto de Ribera el agua sobrante era vertida al Manzanares por medio del arroyo Cantarranas (hoy soterrado), que atravesaba la Florida y desembocaba a la altura del Palacio de la Moncloa.

El Canal de Lozoya tenía capacidad para 70.000 reales fontaneros (medida de la época previa al sistema métrico), se calculaba en 50.000 reales fontaneros, como mínimo, la llegada de aguas para los peores años de sequía. La estimación de consumo se cifró en 8.000 reales fontaneros mensuales, pero en 1866 el consumo era tan sólo de 4.000 reales.

El proyecto de Ribera finalmente contó con dos acequias, que se denominaron Canalillos. La primera en construirse fue la nombrada en principio Acequia del Sur que, saliendo de la Casa Partidor, pasaba por los parajes que luego albergarían el Instituto Geográfico,  la Delegación de Hacienda, y rodeando el desparecido Cementerio de San Martín (luego ocupado por el estadio de Vallehermoso) desaguaba tras un recorrido de unos cinco kilómetros en el Arroyo de San Bernardino, afluente del río Manzanares situado en el actual Parque del Oeste. Éste no era el trazado proyectado,  pero su final en San Bernardino se vio condicionado por los desacuerdos entre el Ayuntamiento y el Canal de Isabel II, relacionados con el plan de Ensanche de Madrid (Plan Castro).

Hoy queda aún al descubierto en el Parque del Oeste parte del Arroyo de San Bernardino, donde desaguaba el primitivo trazado de la Acequia del Este,  que originalmente nacía en el Cerro del Pimiento (actual Colegio Mayor San Pablo), y tras un recorrido de unos 600 m. quedaba cubierto para ir al Rio Manzanares. Es un espacio con fuentes y mucha humedad.

Estado actual del Arroyo de San Bernardino.

El desaguar en el Arroyo de San Bernardino no era la mejor solución para aprovechar el agua para riego, por lo que el proyecto se modificaría para continuar la acequia varios  kilómetros más.

Plano del trazado original de la Acequia del Este.

Sin embargo, el crecimiento demográfico de la ciudad exigía nuevas construcciones, por ello instó el Ayuntamiento a un soterramiento total de la Acequia desde el Partidor hasta la calle de Robledillo (donde se hizo un ramal para que parte del agua fuese cuesta abajo hasta hacerla llegar a un recodo, y ser utilizada para el riego de la huerta de un convento). Para cubrir el trazado de la Acequia se construyó un canal entubado de 769 metros de largo entre el Partidor y la citada calle desde donde salía ya al descubierto, abandonándose el antiguo trazado de la Acequia Sur, y pasó a denominarse Acequia del Este.


Codo de la calle de Robledillo.


La canalización entubada aparece con línea de puntos desde el Partidor a la calle de Robledillo, aparece en los planos de Iríbar (1906) y Núñez Granés (1910).


Nos centramos a continuación en el estudio de la Acequia Este. El proyecto de Ribera exponía que el Ensanche de Madrid se debería de adaptar al Canalillo, como se había adaptado al enlace ferroviario norte- sur. La Acequia del Este sería un paseo ondulante que rompería la monotonía cuadriculada del Ensanche, para ello contaría con 4 filas de árboles en cada orilla (calculaban unas 16.000 moreras), anchas aceras y un seto de media altura que permitiría ver circular el agua y que evitaría el posible riesgo por caídas. Se recomendaban las moreras para revitalizar la industria de la seda, en aquel entonces en franca recesión, y  que dieran sombra al Canalillo para evitar la evaporación del agua en los meses de estío.

 

Corte horizontal de la sección mayor de la Acequia del Este.

El Canalillo se diseñó con un 1 por 5.000 de desnivel, para que el agua circulara a una velocidad de 62 centímetros por segundo, y para que no creara légamo (algas y residuos). Iba revestido de ladrillo (15 centímetros de grosor) lo que le daba mayor resistencia a la erosión provocada por el agua; además, servía para evitar filtraciones que podían causar graves desprendimientos en los lugares en los que el Canalillo iba elevado respecto al resto del terreno, que en nuestro caso era en casi todo su trazado. Este revestimiento evitaba la formación de algas, que en Canales sin revestir, llegaban a ocupar una cuarta parte, y hacía muy difícil su limpieza. Contaban con mesillas o banquetas de un metro de altura en los terraplenes y desmontes, para evitar la caída al agua de suciedad en los últimos tramos y hacer más robusto al Canalillo sirviendo también para el paso de los guardas y regantes del Canalillo.

La Acequia del Este finalmente tenía 12.930 metros de longitud. Estaba dividida en 3 tramos, uno desde su inicio hasta la carretera de Francia (Bravo Murillo), otro hasta el Barrio de la Guindalera donde se construyó el primer salto de agua, y el último tramo hasta su desembocadura en el citado Arrollo del Abroñigal. Los consumos estimados eran de 400, 300 y 744 litros por segundo, respectivamente, para cada uno de los tramos.

Los beneficios del Canalillo eran múltiples: aprovechar el agua sobrante del Canal, que era más del 85%, poder desaguar los depósitos cuando el agua venía turbia (en los primeros años había muchos problemas, pues la deforestación para la construcción de las presas provocaba muchos barros hasta bien entrado el siglo XX), proveer de agua al Ensanche de Madrid que en ese momento estaba en plena construcción, también a todos los tejares que fabricaban los ladrillos para la construcción, sin olvidar el hecho más relevante, regar las huertas y dar verdor a los alrededores de la Villa. Hay que tener en cuenta que la Acequia del Este sobrepasaba ampliamente los 12 kilómetros de longitud, y tenía sendas hileras de árboles en los paseos de sus orillas. Además, la solera del Canalillo estaba cinco metros más elevada que el depósito de Isabel II, lo que permitía hacer llegar el agua a lugares más altos que si el agua fuese por tuberías.

No fue hasta Septiembre de 1878 cuando se empezó la cesión de terrenos y la subasta para la construcción del segundo y tercer tramo del Canalillo o Acequia del Este. A lo largo del proyecto cambiaron los pliegos de condiciones, lo que permitió, por ejemplo, la sustitución de piedra granítica por la caliza de Novelda.

A los Altos del Hipódromo llegaron las obras en Marzo de 1879, autorizándose el riego en Septiembre de ese mismo año. 

Fue precisamente el Ensanche de Madrid el principal enemigo del Canalillo, levantándose multitud de voces contra él. Por este motivo el Ayuntamiento en 1910 instó al Canal de Isabel II a desviarlo o cubrirlo en su totalidad, lo cual no se llevó a cabo por el alto coste que esto suponía.

Fueron muchos los problemas que aparecieron a lo largo de su trayectoria, desde calles que se cortaban, hasta los numerosos accidentes que ocurrían,  los cadáveres que se encontraban en sus aguas debido a que los arrastraban,  y era una forma de encubrimiento para los homicidas porque los alejaban del lugar de los hechos.

Paso de la Acequia del Este por la Guindalera, lindando con la Prosperidad, sobre 1890.


SIGLOS XX-XXI

En el Mapa de Facundo Cañada de 1900 está perfectamente delineado el recorrido de la Acequia del Este, esto permite, sobre un plano actual de Madrid, hacerse una idea muy precisa de los lugares por los que discurría.

La caseta del Canal Partidor se derribó a finales de los años 60. En el lugar que ocupó se encuentra ahora  el busto de Pablo Iglesias en un jardín con bancos al que se accede por una escalera.

Era el lugar por donde el agua, que llegaba por el Canal de Lozoya, se dividía, por un lado en la que entraba al depósito y, por otro, la sobrante, que pasaba a dos conducciones: Canalillo Norte y Acequia del Este, que en un principio  iba bajo tierra  hasta que emergía a la superficie. Su trazado se cubrió por un conducto abovedado de ladrillo, cuesta abajo y era, por tanto, lo ideal para que bajasen las aguas de manera natural por la fuerza de la gravedad, así el agua podía discurrir sin problemas de estancamiento.

En su recorrido aprovechaba los desniveles que las curvas de nivel le daban. El conducto principal de la Acequia del Este mantuvo su diseño original hasta la zona de la actual AZCA,  El recodo de la calle se hizo para que el conducto tuviese la inclinación necesaria, que es lo que se ha conservado.

Para esta última, Ribera proyectó un largo recorrido y utilizó las curvas de nivel para que, en función de la altitud del terreno, el agua corriese por gravedad. La Acequia del Este rodeaba el antiguo Hipódromo por lo que luego sería AZCA, atravesaba la Castellana, recorría la calle Santiago Bernabéu, cruzaba el actual Paseo de la Habana, subía hasta la calle Balbina Valverde, descendía hasta Joaquín Costa, que la cruzaba, y llegaba a Carbonero y Sol, calle Grijalba, Vitruvio, parte posterior del Museo de Ciencias Naturales, Internados del Instituto Ramiro de Maeztu y la Residencia de Estudiantes. Atravesaba, las calles de Pedro Valdivia y Oquendo, continuaba por la Glorieta López de Hoyos, y calles de María de Molina,  General Oráa,  Diego de León hasta cruzar la Ronda Norte del Ensanche (hoy Francisco Silvela). Llegaba así al Barrio de la Guindalera por  Azcona, Martínez Izquierdo, Plaza de Boston, calle Otero, plaza de Burdeos, calle de Bonn, Avda./ de Bruselas (Parque de las Avenidas) para pasar al Barrio de la Prosperidad, Barrio de Ibarrondo y descender al Arroyo del Abroñigal.  En este último recorrido regaba los antiguos huertos,  viveros y tejares. Contaba con 3 saltos de 2,50 metros, aprovechaba la fuerza generada para mover algún molino de agua. También se construyeron 10 puentes de paso, 10 alcantarillas, 12 atarjeas y 9 sumideros.  

Mapa de 1910 de Pedro Núñez Granés

El plano de Pedro Núñez muestra muy bien el trazado de la Acequia. Del partidor salen la Acequia Norte, el ramal que llenaba el depósito y la Acequia Este, que parte de forma subterránea (línea de puntos), hasta las inmediaciones de la calle de Robledillo, donde emerge como se puede ver con toda nitidez por la zona de AZCA hasta el Museo en su parte posterior.

Paso del Canalillo por C/Pedro Valdivia (1960).

 

A finales de los años 50 la Acequia aún seguía su recorrido con agua por el
barrio de la Guindalera. (Calle y Plaza de Boston)

  

A la derecha curvas de nivel y a la izquierda la urbanización de la zona.


Las cotas del Canalillo.

Estudiado el Canalillo y cómo cambió Madrid en las proximidades del Instituto, si quedara alguna duda para comprender que se trata de un Canal que aprovechaba la fuerza de la gravedad para que corriese el agua, que no había ningún tipo de mecanismo para su elevación, habría que despejar esa duda analizando las elevaciones de los diversos puntos del Canalillo sobre el nivel del mar, es decir sus cotas.  

Para hacerlo es preciso disponer de un plano en el que se pueda comprobar que AZCA y la zona posterior del Museo, se encuentran en una elevación similar. Se ha utilizado el plano de Facundo Cañada de 1900, escala de 1:7.500 y curvas de nivel cada 5 m. Se eligió este mapa por dos razones: a) que no tiene ningún viario dibujado en la zona de la Colonia Parque Residencia  y b) que  tiene  una  escala  adecuada  para  mostrar  su  trazado  completo que desde Raimundo Fernández Villaverde hasta el Museo se mantiene generalmente entre las  curvas  de  nivel  de  685  m  y  de  690  m.  (Figura 1).



                                                                        Figura 1.

Más detallado para este estudio es el Plano de Madrid del Distrito de Buenavista, año 1914 escala 1:2.000, que conserva el Instituto Geográfico Nacional. Este plano, que también tiene curvas de nivel cada 5 m,  ha identificado  los  708  puntos  que  han  servido  para  construir  su  altimetría, y  una tabla con sus coordenadas, lo que permite conocer la cota de todos ellos. Muchos de esos puntos son del trazado del Canalillo entre la Castellana y la Glorieta de López de Hoyos, después no los hay.

Las figuras 2 y 3 son dos recortes del Plano de Madrid Distrito de Buenavista. La figura 2 es la carátula del plano que figura en su hoja número 2. La figura 3 es un recorte de la tabla de coordenadas de los puntos que viene en la hoja número 8 del plano; las altitudes se refieren al nivel medio  del  mar  en  Alicante,  y  las  coordenadas  de  la  poligonación  al  Meridiano  y  Paralelo  del Observatorio Astronómico de Madrid.

 

 

Figura 2.


Figura 3. Detalle de  la  Hoja  8  con  las  coordenadas  de  algunos  puntos. Plano  del  Distrito  de                                     Buenavista,  escala  1:2.000 año  1914.  Instituto  Geográfico Nacional


Figura 4. Zona  del  Canalillo en el cruce por  la  Castellana.  Detalle de  la  Hoja  1  del  plano  del  Distrito  de  Buenavista,  escala  1:2.000  año  1914.  Instituto Geográfico Nacional

Señalados estos datos lo que de verdad define la cota del Canal es medir la más baja. Pero esa cota, que no es accesible para el que hace el plano y tampoco le interesa, pues su tarea es representar el terreno y las construcciones, para ello le vale utilizar la cota de la acera. Y es lo que se hizo. Los andenes o aceras del Canal son francamente irregulares. En su mayor parte eran de tierra, lo que ayuda poco a mantener su geometría. Dos puntos relativamente próximos darán cotas ligeramente diferentes a las reales, porque sobre la acera se han ido acumulando tierras y vegetación que distorsionan la medición.

Las mediciones del plano son de 1914 aunque esta parte del Canal ya estaba terminada en 1879; son 35 años los transcurridos, que seguramente afectaron a la forma original de la acera.

Los puntos que levantó el topógrafo están a diferente distancia del borde del Canal, los hay más cerca o más lejos del borde del Canal; por ejemplo, en la figura 3 se ve el punto 172 muy próximo al borde del Canal mientras el 173 está más alejado. Los hay situados sobre pontones, cuando el Canalillo pasa sobre un camino; en ellos la acera debería ser de obra y como tal con un borde diferente al que tendría si la acera fuese de tierra. Los puntos situados en puentes están más elevados que la acera.

Esto quiere decir que, por muy bueno que sea el levantamiento topográfico realizado, contiene pequeños diferencias en comparación con una medición ideal. Estas diferencias son de unos pocos centímetros y conviene no olvidarlas al comparar las elevaciones de puntos contiguos. Sin embargo, no se pueden descartar equivocaciones del topógrafo o del delineante al transcribir los resultados, que se manifiestan en grandes desniveles en relación con los puntos colindantes. En este sentido, las cotas de los puntos 188 y 274 parecen claramente erróneas, o al menos no parecen reflejar correctamente la cota del Canal.

La figura número 4 es un recorte de la hoja número 1 del plano; corresponde al tramo en el que el Canalillo cruza la Castellana. Aparecen varios vértices de la poligonación; sobre el Canalillo los puntos 158 y del 172 al 176 y fuera de él el punto 703. Los puntos 158 y 176 deben ser descartados por estar en obras de fábrica. La forma de dibujar el Canal indica que entre los puntos 158 y 176 la plataforma del Canal está en desmonte o excavada, es decir, más baja que el terreno que está a sus lados y que a partir del punto 176 está en terraplén o relleno, es decir, más alta que el terreno que está a sus lados.

Las cotas de los puntos 172 al 175 son: 689,07, 689,00, 688,95 y 688,72. Una bajada muy suave que se acentúa entre los puntos 174 y 175. Esto nos dice que al cruzar la Castellana el Canalillo se encontraba, aproximadamente, a 689 metros de elevación sobre el nivel del mar.

La figura número 13 contiene el tramo del Canalillo que llega al Museo, discurre entre él y los internados. Contiene los puntos 275, 274 y 276.

Las cotas de los tres puntos señalados, son: 688,74, 687,24 y 688,67. Según estos datos el punto 274 supone, con respecto al anterior y siguiente, una bajada de 1,50 m y una subida de 1,43 m, desniveles que no se corresponden con el aspecto totalmente plano que se han mostrado en las fotos 5 y 6, por lo que el dato de elevación de ese punto es descartable. Las cotas de esos tres puntos muestran, que al pie de los internados el Canalillo se encontraba a aproximadamente 688,70 metros de elevación sobre el nivel del mar.

Es decir que la cota del Canalillo al pasar junto al Instituto era parecida a la que tenía al pasar la Castellana, pero unos 30 cm más baja, como es razonable en el caso de un Canal.

Un cálculo bastante aproximado establece la distancia existente entre los puntos 172 y 276 en 1.642 m; el desnivel correspondiente a la pendiente del Canalillo 1:5.000 es de 33 cm, que coincide bastante bien con el anterior.

Vamos a describir cómo era el Canalillo en el tramo que abarcaba desde la zona que hoy ocupa AZCA hasta la calle del Pinar, y así verificar que no existió ningún mecanismo hidráulico para que sus aguas subieran hasta las proximidades del Instituto Ramiro de Maeztu, tal como se ha detallado anteriormente. Se trataba de un conducto ininterrumpido con el agua en lámina libre.

Como cualquier Canal, el Canalillo es casi horizontal, con una pendiente de 1 m de desnivel por cada 5.000 m de longitud (o lo que es lo mismo 1 milímetro por cada 5 metros, algo realmente inapreciable). Se va manteniendo su recorrido por encima de la curva de nivel 685 m, esta es la cota que corresponde a los terrenos de AZCA y también al Instituto.

Desde la altura del Ramiro la Castellana se ve como una vaguada situada entre dos colinas, por el Oeste la calle Santa Engracia y por el Este la Colina del Viento, así bautizada por D. Manuel de Terán o Colina de los Chopos para D. Juan Ramón Jiménez. El Canalillo tenía que pasar  desde el cruce de María de Guzmán con Ponzano, hasta el otro lado de la Castellana. Y desde allí llevarlo a la falda de la Colina del Viento, lo que suponía una elevación ligeramente menor a la que tenía en María de Guzmán con Ponzano.

Cruzar la Castellana desde el Oeste hacia el Este suponía una bajada y una subida imposibles de realizar por un Canal. Sin embargo, la Castellana asciende hacia la Plaza de Castilla, por lo que algún punto de la Castellana tendría la misma elevación que la que existe en la falda de la Colina.

¿Qué se puede hacer para cruzarla? Existen tres soluciones, soluciones que ya utilizaron los romanos: a) poner un puente que le permita mantener la cota y cruzar recto (similar en alturas al que va de Raimundo Fernández Villaverde a Joaquín Costa, es decir, una gran obra muy costosa); b) instalar un sifón invertido que también le permita cruzar recto y c) buscar el camino hacia el norte para cruzar la Castellana por el punto que se encuentre a una elevación de unos centímetros más alta que la cota de la Colina del Viento a la que se pretende llegar. No había más solución práctica que ejecutar la opción c), por lo que había que dar un rodeo al estar el terreno (por el que hubiera pasado el trazado recto) ya ocupado por el Hipódromo que se había inaugurado en 1878. De esta manera las obras del Canalillo llegaron a los Altos del Hipódromo (Colina del Viento) en 1879. La necesidad de mantener la cota a lo largo de ese recorrido acabó produciendo un trazado tortuoso.

Figura 5.

La Figura 5 reproduce el Canalillo tal y como se ve en las fotos del vuelo de Julio Ruiz de Alda de 1927, que conserva el Ayuntamiento de Madrid, y son las más antiguas que existen.

Se han recortado y ensamblado cuatro fotos para presentar en una imagen única el tramo que nos interesa más o menos entre las calles de Santa Engracia y Serrano. Madrid aún no había crecido por esa zona, salvo que se había construido una parte de la Ronda, porque seguía siendo casi todo campo, y el terreno poco había cambiado desde la construcción del Canalillo.

En la imagen aparecen el Hipódromo, el Estadio Chamartín, el Museo de Ciencias Naturales, así como los edificios de la Residencia de Estudiantes. La calle Serrano aún no llegaba a la Ronda. El Canalillo se identifica por el arbolado plantado en sus orillas. Se había construido la Ronda en el tramo que cruza por encima del Canalillo en Joaquín Costa.

Por si todavía quedara alguna duda para comprender que se trataba de un Canal que aprovechaba la fuerza de la gravedad para que corriese el agua y que no había ningún tipo de mecanismo para su elevación, se ha descrito con detalle la forma en que se realizó su trazado.

Al llegar al Museo el Canalillo entraba en su jardín,  bordeaba sus instalaciones por la parte posterior, discurría al pie de la explanada del Instituto, los dos internados y de la Residencia de Estudiantes. Se ve cómo era el cauce en 1900, según el mapa de Facundo Cañada, es la cota 690 aproximadamente (figura 6).

Figura 6. Recorrido del Canalillo por la Colina del Viento. (Cota 690).

Figura 7. Foto actual

Se ha conservado una parte de este tramo, que se puede ver en la Imagen 7,  que es una foto reciente. La foto está tomada hacia el sur y muestra, a la derecha, una valla y edificios del Museo, a la izquierda, el muro de contención y más allá un terraplén. La explanada de los internados y de la Residencia de Estudiantes están en la parte superior del muro, aunque no aparecen todos los edificios en la foto.

Se puede ver que se han modificado los andenes laterales en la imagen 8.

Figura 8. El Canalillo en 1923.

Todo el anterior trazado pasaba por campos y  cruzaba caminos que hoy no existen, por lo que es difícil situarlo sobre el Madrid que conocemos. Mediante las facilidades de la cartografía digital, que permite superponer el plano de 1929 con el actual, se pueden fijar las posiciones exactas para este estudio. En la figura 9 se muestra el resultado de la composición de ambos planos.

Figura 9. Trazado previsto en 1870, superpuesto con el viario actual. Plano de 1929.

A lo largo del Canalillo no se observa en ningún punto la existencia de una instalación accesoria que pudiera contener un sistema de elevación del agua. No sube a la altura de los internados ni a la Residencia de Estudiantes, al contrario, se queda en lo que se podría llamar la plataforma sobre la que está el Museo, ligeramente más alto que esa plataforma, como se deduce de la foto 8, pero sensiblemente más bajo que la calle de los Internados.

El agua estuvo circulando hasta la remodelación del edificio del internado Hispano-Marroquí (1987-88), tanto por los tramos que se habían conservado a cielo abierto, como por los que habían quedado cubiertos en diferentes obras.

De todo lo anterior se comprende fácilmente que el Canalillo era un Canal continuo, al menos desde su inicio  hasta  pasar por detrás  del  Museo  de  Ciencias  Naturales,  sin  ningún  tipo  de  elevación. En las inmediaciones del Instituto Ramiro de Maeztu el Canalillo no sube a la explanada de la Cruz, sino que se mantiene en un plano ligeramente más alto que el de los jardines del Museo. 


Figura 10

La foto 10 muestra a la derecha el camino de la salida del Instituto hacia la Castellana en 1959,  el cual hace muchos años que no existe. Se identifica perfectamente una parte del edificio del Instituto, la Nevera sin cubrir, la Cruz  con su escalinata de acceso y la Residencia-Internado Generalísimo Franco. Interesa señalar  que era el camino de entrada al Instituto directamente desde el Museo de Ciencias Naturales, que pasaba sobre el Canalillo y discurría sensiblemente paralelo a él. Después de recorrer la curva de la actual calle Maestro Ripoll cruzaba por debajo de la calle Vitruvio, y más adelante tras la curva y contra curva llegaba al tramo que muestran las fotos 11 y 12.

 

Figuras 11 y 12.

Cuando los arquitectos Junquera y Pérez-Pita remodelaron el edificio del Transatlántico y se acondicionó el entorno de la Residencia de Estudiantes, para recordar la antigua fisonomía del lugar trazaron un Canalillo artificial que poco tiene que ver con el original. (Foto 13).

 

Figura 13.Canalillo artificial


Figura  14.

La fotografía 14 ofrece una vista tomada de Google Earth en julio de 2015,  es la que mejor muestra el cauce actual del Canalillo al pie de los edificios anteriormente citados. Se puede observar cómo se han mantenido los árboles  que han caracterizado siempre su trazado en esta zona.

De acuerdo con todo lo que  hasta aquí  expuesto, se comprende que el crecimiento urbano de Madrid condujo a que zonas que fueron terrenos de cultivos se urbanizasen. El Canalillo por una parte perdía su función primordial, el riego, y por otra era un obstáculo para realizar las obras de los nuevos barrios. A esto se unió que el consumo de agua potable aumentó notablemente y su caudal era necesario para el abastecimiento, lo que hizo  que poco a poco fuese desapareciendo.

El resultado es un Madrid que anima a recorrer, pasear, comprender y conocer más las interesantes zonas de esta ciudad, vistas a través de un camino en el que todavía se pueden percibir bastantes de los lugares por los que la Acequia del Este, para los del Ramiro “EL Canalillo”, fue trazado por Juan de Ribera. Es por esto por lo que, todavía, se puede contemplar la ciudad del pasado en la del presente. Se ha podido explicar y se comprende por qué esta especie de “larga culebra” forma curvas y contracurvas, sube y baja en las sucesivas cuestas. En esta Acequia no hubo improvisación y sí mucha tenacidad.

Los distintos barrios por los que transitó el Canalillo, son un claro ejemplo del proceso continuo y complejo de construcción, destrucción y reconstrucción que supuso el largo camino para la formación de nuestra ciudad. Así se nos muestra un Madrid vivo que se intenta  sea útil para sus habitantes.

En el inicio de la Acequia del Este algunas de sus calles fueron trazadas para cortar los vientos de la Sierra, pero a pocos metros se adaptaron al trazado que el Canalillo tenía.

Se ha pretendido con este estudio  ofrecer claves para comprender el espacio urbano que iba a dar solución a uno de los problemas que más afectan a cualquier sociedad urbana cada vez más numerosa, como era proveerla de agua.

Hoy apenas quedan vestigios de su existencia. El más notable es el Canalillo artificial que está instalado sobre el cauce original que pasaba frente a los Internados del Ramiro de Maeztu y la Residencia de Estudiantes tal como se muestra en la figura 13.

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Niños jugando en los años 50 junto al Canalillo.




BIBLIOGRAFÍA.

 

Mapas del Instituto Geográfico Nacional (IGN).

Plano de Madrid de Facundo Cañada, año 1900.

Plano de Madrid del Distrito de Buenavista, año 1914.

Plano de Madrid de Pedro Núñez Granés, año 1910.

Fotogrametría aérea de Madrid 1927.

Planeamiento Urbanístico de Madrid (1953).

OTROS:

Juan Ramón Jiménez La Colina de los Chopos. Taurus 1971:



Trabajo sobre las cotas del recorrido de la Acequia del Este. Emilio Sánchez Direitinho.

Juan Luís Roldán Calzado: La Guindalera. Parque de las Avenidas (Col. Barrios de Madrid).

Fotos del fondo de Martín Santos Yubero.


Madrid 2022.