En este año 2024 en el que se cumplen los 85 años de la fundación del Instituto Ramiro de Maeztu, vamos a contarles una historia que la comenzamos en los albores del siglo XX, pero que se mantiene casi con estos mismos objetivos con los que se inició:
- El estudio, la investigación, la formación, el juego, sueños, miedos y sinsabores, alegrías y muchas esperanzas.
Era el Cerro del Viento, aislado, pelado, azotado por el viento, nada había sobre él. Tenía un suelo árido, elevado, propio de la estepa castellana.
Se encontraba al fondo de una calle, la calle del Pinar, que parece que es un río entre dos orillas de castaños grises, con adoquines de agua que descienden hacia la Castellana.
Y donde sólo había arena con Cardos y Cardillos
Queremos ser dignos continuadores de aquello, queremos seguir empujando a todo lo que nos ha precedido bajo este cielo madrileño, y bajo lo que los Geógrafos denominan Piedemonte del Guadarrama.